Los días son cada vez más cortos. Es difícil encontrar cerezas en la frutería, pero sí hay un montón de peras ercolinas. Y hemos forrado nuevos libros de texto. Con sus ocho rollos de forro, papel celo y etiquetas… porque ha empezado el cole. Lo anterior es signo inequívoco de que le queda muy poquito a mi estación favorita. Más todavía cuando, desde todos lados, nos bombardean con la ropa de otoño, las agendas para el nuevo curso, las escapadas del puente de diciembre y no sé cuántas cosas más.

Pues, no. Me niego.

Que septiembre ha llegado peleón. Nos tiene sudando y resistiéndonos a guardar el bañador. Aún quedan unos días de vestir blusas frescas, de apenas peinarse, de tomar zumos de frutas sin parar. Días de luz, de no preocuparse de subir el ISO o de abrir el diafragma. Unos días de ocio, de lectura, de descanso, de descubrimientos, si tienes la suerte de tener vacaciones ahora. Los mejores días del año.

Si me apuras, aún hay tiempo para una escapada rápida. Que sí, que sí, que todavía es verano. Apúralo hasta el final. Como cuando vuelves de la playa un día antes de empezar a trabajar y te marchas dejando la maleta a medio deshacer. Llevando arena detrás de las orejas. No me digas que no lo has hecho nunca.

A mi me está dando tiempo a tomarme esta última parte del verano con mucha tranquilidad. Aprovechando para poner orden, tanto en casa como en mi cabeza. Terminando mi curso de edición con Lightroom, comenzando otros, dando forma a nuevos proyectos…

Y, aunque ahora queda un poco lejos, hemos disfrutado muchísimo de nuestros días de vacaciones. Ya te enseñé en Instagram algunos paisajes de nuestro viaje a Fuerteventura. En las próximas semanas te contaré algunas experiencias en aquella isla, de esas que se te quedan en la retina para siempre.

Con fotografías, por supuesto.

Así que, ya estamos de vuelta. ¿Tú también? ¿Cómo ha ido tu verano? ¿Me cuentas? Tengo muchas ganas de leerte.