Ya me había resignado a que este año tampoco iba a fotografiar el otoño en el Hayedo de Montejo. Es más, no tenía ninguna esperanza de hacer una escapada al campo en breve. Y, mucho menos, encontrarme a corto plazo con sus increíbles colores en esta época, a tiro de cámara. Pero, como te decía hace unos días en Instagram, los planes imprevistos, a veces, se convierten en los mejores. Una llamada a primera hora de la mañana y, a mediodía, teníamos las botas puestas, la mochila al hombro y el equipo preparado.
Creo que la frase que más repetimos a lo largo del día fue: “¡qué suerte!”. Porque no es fácil fotografiar el otoño en el Hayedo de Montejo. Qué va. No puedes presentarte allí como si tal cosa porque el acceso es restringido y previa reserva online. Como lo oyes. Y te puedes imaginar que, aunque está abierto todo el año, esta época es ideal para visitarlo así que los cupos se cubren en un suspiro. Sólo te digo que llevaba desde el verano intentando programar una visita… sin ningún éxito.
Si no puedes hacer la reserva online, siempre te puedes arriesgar a intentar hacerte con uno de los pases que dan en el día, que hay unos cuantos. Mi consejo es que vayas muy temprano. Desde las 7.30 am hay gente haciendo cola para la primera entrada, que es a las 9.30 am.
Nuestros amigos llegaron temprano a recoger sus pases reservados y, como tenían la opción de pedir algunas entradas más para ese día, nos hicieron el regalazo de cogerlas para nosotros. Nuestro pase era a las tres de la tarde, con tiempo de sobra para llegar, ya que estamos a apenas hora y media de la zona. Además, la previsión de lluvia no se cumplió y, salvo un poco de humedad, el día fue perfecto. ¿Ves ahora por qué decíamos que habíamos tenido muchísima suerte?
PASEANDO POR LA SENDA DEL RÍO
Seguro que todavía estás pensando en el acceso restringido y la dificultad de entrar. No me extraña. A mi también me resultaba curiosa tanta limitación. No se puede abandonar el sendero. Nada de comer y fumar. No pueden entrar animales. Está prohibido recoger nada que esté vivo. Hay que mantener el silencio en lo posible. Pero al entrar con el guía, te das cuenta del acierto de la medida. Porque es la única manera de conservar en buenas condiciones un espacio tan especial. Y gracias a que lo han hecho. De lo contrario podría haber desaparecido.
Hayedos hay cientos, sobre todo hacia el norte de Europa. Lo interesante es que este es el más al sur y que se encuentra en un lugar en el que, en teoría, no debería estar gracias a la humedad, la orientación y el microclima.
Las hayas son árboles poderosos, altos, majestuosos. Muchas tienen nombre e historia. Y algunos ejemplares alcanzan tamaños y edades increíbles. La que crece sobre una roca tiene unos 250 años, por ejemplo. Están diseñadas para captar toda la humedad posible con sus raíces superficiales, el terciopelo de sus hojas doradas y la distribución de sus ramas, que no dejan que crezca nada debajo de ellas que les pueda quitar algo de humedad.
¿Sabías que el nombre científico del haya es Fagus Sylvatica? Significa, más o menos, las que se comen a la selva.
La senda es muy asequible, sencilla para ir con niños en un paseo que no dura más de hora y media. El guía se va deteniendo cada pocos pasos, explicando las características de los árboles, sus curiosidades y anécdotas en relación con el ecosistema. Se nota que aman el hayedo, que conocen muy bien el lugar y lo transmiten. Eso, quizá, es lo mejor de la visita.
FOTOGRAFIAR EL OTOÑO EN EL HAYEDO DE MONTEJO
No sólo hay hayas y robles, también encontramos hongos, acebos, enebros, el canto de los pinzones y el río Jarama que discurre a nuestro lado durante todo el paseo. Te puedes imaginar la cantidad de fotografías que puedes hacer. Con cada mirada tienes un paisaje impresionante. Los colores son increíbles.
Eso sí, supongo que las mejores imágenes las tienes por la mañana y en días soleados. Me imagino los rayos de sol filtrándose a través del ramaje y ¡quiero volver!. Al ir cayendo la tarde, sobre todo en esta época, la luz escasea. Entonces el otoño en el Hayedo de Montejo adquiere un aspecto casi sobrecogedor. Pero hay que subir el ISO si quieres mantener el diafragma cerrado para captar cada detalle, cada textura. Me habría encantado pasar horas allí, con un trípode. Seguro que me entiendes.
Y seguro que ya has apuntado en tu agenda una visita. Ya has visto qué maravilla de otoño en el Hayedo de Montejo pero estoy segura de que el bosque nevado o los brezos floreciendo en primavera deben ser todo un espectáculo.
¿Conocías esta zona?¿Me recomiendas algún otro lugar para fotografiar el otoño? Estoy deseando llenar la tarjeta de memoria con naranjas, rojos y amarillos.
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maria
13/11/2016Una amiga me había hablado de este lugar y después de ver tus fotos entiendo y comparto las medidas que se toman para respetar su entorno. Sería una pena perder este paraíso de la naturaleza. Imposible no fotografiarlo, y seguro que en cada esta estación tiene un encanto especial. Me encantan todas tus fotos, en particular la de las setas. Besos.
Ana
20/11/2016Parece increíble lo que se consigue, simplemente, con dejar que el bosque crezca a su ritmo, sin molestar. Me alegra que te haya gustado el paseo, María.
Un beso grande
Nuria
13/11/2016Se ve precioso, me encanta el bosque en todas las épocas de año. Cómo el mismo lugar cambia de colores dependiendo del mes, y la luz mágica que va modificándose según la hora. Yo hice ya mi escapada al bosque en otoño, suerte que fue antes de perder mi equipo. A ver si saco tiempo para editar las fotos. ¡Genial pasear contigo por el hayedo!
Ana
20/11/2016Qué bonito tu paseo de otoño también, Nuria. Aunque no me gusta nada el frío, hay que reconocer que es una estación muy fotogénica. Gracias por acompañarme en el paseo.
Un besazo
Rosario
15/11/2016Qué lugar tan más hermoso. Me parece muy bien que lo tengan muy cuidado. Y me encantaron tus fotos porque transmiten mucha belleza y tranquildad.
Ana
20/11/2016¡Muchas gracias! Me alegra que te hayan gustado el lugar y las fotos.
Un beso grande