Que me gusta cada vez más mirar tiendas y puestos de objetos de decoración con historia, es un hecho. Y la responsable de esta nueva afición es Revista Dolce Vita. Después de unos paseos por el Rastro, que puedes ver en su número 3, he vuelto unas cuantas veces. A mi me atraen, como no podía ser de otro modo, esos puestos repletos de cámaras fotográficas y postales de época. Pero disfruto igualmente, aunque entiendo poco, de mobiliario, cubertería y otras piezas decorativas. Así que imagina mi alegría por poder visitar la feria Desembalaje este fin de semana. Y con visita guiada por Chus Cano. Lujazo total. Ven, acompáñame a este paseo fotográfico por Desembalaje en el que, además, te cuento cómo sacar el mayor partido a estos planes.
Imagina 2.500 metros cuadrados dedicados a la exposición y venta de muebles y objetos decorativos. Más de veinte mil piezas llegadas, no sólo de España, sino también de Francia y Gran Bretaña. Resumiendo mucho, eso es Desembalaje. Una feria que reúne artículos de una antigüedad de cuarenta años mínimo y que ha tenido lugar este fin de semana en el Pabellón Satélite de la Casa de Campo en Madrid.
Ante tal despliegue no es difícil, al menos para mí, perderse. Me pasa que, cuando hay tantas cosas que mirar. Me agobio y acabo por no ver nada.
Además, me parece que hay que tener una capacidad especial para encontrar tesoros en estos sitios. Y, más aún, para visualizar e imaginar dónde podrían quedar bien en una propuesta de interiorismo. O qué cambios se podría hacer en ellos para adaptarlos, modernizarlos y que brillen con luz propia en una estancia.
Y ahí, gracias al ojo y la creatividad de Chus Cano, es donde surge magia.
Chus Cano es restauradora y diseñadora, especialista en restaurar y reciclar muebles, e incluso hacerlos a medida. Es muy conocida por sus intervenciones en televisión, en el canal Decasa, pero no se queda sólo en ese personaje mediático. Es, además, una profesional todoterreno que se reinventa continuamente: imparte talleres y conferencias, realiza asesorías personalizadas, da un nuevo aspecto y uso a muebles y organiza eventos. Su libro Reciclarte es una increíble fuente de inspiración que da una idea de su enorme creatividad y buen gusto.
Tener la oportunidad de realizar un paseo fotográfico por Desembalaje con ella es, como decía arriba, todo un lujo. Se para en todos los stands a saludar a sus propietarios. Y para todos tiene una palabra cariñosa, una muestra de afecto, un broma. A los que la acompañamos, nos transmite su amor por su trabajo, comparte anécdotas divertidas, reparte consejos sobre las piezas que vamos encontrando y se le ocurren, sobre la marcha, usos que nosotros no veíamos ni de lejos.
Siempre que nos gusta una pieza en uno de estos sitios nos preguntamos dos cosas sobre el precio. Si nos estarán cobrando de más cuando no entendemos, y si es caro. Desembalaje no es el Rastro, pero tampoco es una Almoneda. Está un poco ahí, en término medio. Y me gustó que me explicaran que los vendedores, que lógicamente tienen que poner un margen de ganancia, ajustan el precio en función del estado de conservación de la pieza, del trabajo de restauración que lleve, de su originalidad… Las nuevas generaciones de vendedores, incluso, crean un escenario con los objetos que nos ayuda a ver lo que está expuesto en un determinado contexto.
Al comprar, hay que fijarse en los detalles. Bisagras, tornillos, tiradores, por ejemplo. En el estado de la pieza y en cómo está restaurada. Hay que buscar sellos y distintivos en algunas piezas. Cuando vemos la etiqueta en una de estas ferias, podemos estar seguros del valor que tiene ese objeto. Y observa que hablo de valor y no de precio. Porque el concepto de caro o barato es aquí bastante subjetivo. Me gustó cuando nos explicaron que más bien se trata de si el objeto se adapta o no a tu presupuesto. Y depende también del valor que le des o que tenga para ti una determinada pieza.
PASEO FOTOGRÁFICO POR DESEMBALAJE DE LA MANO DE CHUS CANO
Me encantaron los aparadores, los baúles, las cajoneras, las sillas… Piezas que encajan tanto en una casa como en un negocio, dando un toque de personalidad. Y no hay que perder de vista las piezas decorativas, los juegos de café, las sábanas de lino… Objetos para usar, como nos decía Chus. Porque es una pena no utilizar algo tan bonito y especial para hacer tu día a día también bonito y especial.
Me paré, por supuesto, en todas las mesas en las que había alguna cámara fotográfica. Algunas, en mal estado, se vendían como objeto decorativo por apenas diez euros. Otras, de fuelle, tenían una pinta estupenda. También encontré película negativa revelada. Y algunas postales. Juguetes, joyas, ropa. Todo tipo de objetos. Para coleccionistas, caprichosos, buscadores de tesoros, interioristas. O, simplemente, pasar un buen rato paseando entre objetos que, a menudo, te llevan a un ejercicio de nostalgia.
Sin duda, un mundo apasionante. Tanto como descubrirlo de la mano de grandes profesionales, ¿no te parece? Y tú, qué me dices. ¿Te gusta la decoración? ¿Visitas a menudo mercadillos, ferias y tiendas de antigüedades? Cuéntame sobre tus descubrimientos, ya sabes que me encanta leerte.
Nuria
23/05/2017Me encantan los sitios así. Si alguna vez vienes a Barcelona, te volverás loca en Mercantic. ¡Ya te aviso! Un abrazo fuerte.
Ana
11/06/2017Seguro que me encanta. Y, además, Barcelona es mi ciudad pendiente. ¿Quieres creer que nunca he estado?
Un beso muy grande